Respiraciones que se vuelven erráticas cuando te veo acercarte lentamente mientras te remangas, despacio, sin apartar tu vista de mi cuerpo, como un cazador que acecha a su presa.
Mis mejillas se van tiñendo de rojo mientras humedezco mis labios inconscientemente. Esa sonrisa pícara vuelve a tu rostro y apoyas tus brazos a los lados de mis caderas. Apenas rozándome. Acercándote lentamente a mi oído mientras tiemblo.
-"Qué hago ahora contigo... Vienes aquí por tu propio pie como quien entra en la boca del lobo..."